¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!

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El blog abre sus puertas de nuevo. ¡Encantado de que nos volvamos a ver!

jueves, 28 de mayo de 2015

Mis silencios

Cada uno de ellos está cargado de significados, de sentidos, de palabras imposibles de pronunciar.
Cada uno de ellos contiene un mensaje, un sentimiento, una historia que contar.
Cada uno es único e irreemplazable, cada uno está hecho para un momento determinado, que solo el destino puede elegir.
¿Distinguibles? No. Solo una persona que me conozca a la perfección, como uña y carne, podría descifrarlos.

Me sumo en un silencio para escuchar, atender, observar a mi alrededor, reflexionar sobre mis problemas, ver qué ideas tontas se me pasan por la cabeza, valorar lo que tengo; no solo en material, sino en amig@sy familia, que son únic@s e irremplazables...

Mis tipos de silencios, pueden llegar a ser infinitos...

Cuando me enfado, creo un silencio que expresa mi frustración y rabia, conteniendo mis emociones, para no llegar a hacer algo de lo que arrepentirse.

Cuando reflexiono, mi silencio me sume en un estado de relajación en el que pienso sobre todo lo que ronda por mi cabeza, desde una idea estúpida hasta un problema.

Cuando estoy cansada, el silencio cae sobre mi, llevándome a un estado de tranquilidad, de reflexión, de paz...

Cuando me han hecho daño, no por fuera, sino por dentro, el silencio me recompone, como si fuese un frágil muñeco de cristal, que se ha roto en miles de pedazos y está buscando la forma para volver a ser quien era antes.

Cuando estoy con algún amig@ o familiar, con ello disfruto de esa persona, la valoro, me doy cuenta de la suerte que tengo de que esté conmigo; escucho y observo para aprender cómo es, si le ocurre algo...

Cuando estoy frustrada, ese silencio hace que me relaje, y saque mi irritación afuera, para recobrar la compostura.

Cuando estoy atenta, me sumerjo en ese silencio, para prestar atención a cada frase, palabra, sílaba, letra; la forma en la que las palabras están enlazadas; la manera en la que las letras se encadenan; su forma, textura... En resumen, cada parte de mí está concentrada en ello.

Cada uno tiene millones de silencios distintos, estos son algunos de los míos...

¿Y, cuáles son los tuyos?

_________

Inés

martes, 26 de mayo de 2015

Club de lectura Te Daría El Mundo

¡Buenas! Sé que llevo unos días sin subir apenas nada, pero estoy en plena temporada de exámenes y tengo muy poco tiempo, así que aprovecharé ahora para hacer varias entradas e ir subiendo poco a poco.

Lo primero de todo es comentaros que el pasado jueves 30 de abril, hubo un club de lectura en la Casa del Libro de Maestro Victoria (lo siento si no sois de Madrid) en el cual hablamos de El Mar de la Tranquilidad de Katja Millay, libro que no me había leído por entonces (y ahora está pendiente de reseñar). El club lo organizó Inma del blog Millones de Letras (hola Inma) y el día 29, este viernes, hablaremos de Te daría el mundo de Jandy Nelson (oh dios, como escribe esta mujer, me enamoro).
Cartel aquí ^^


Así que ya sabéis, hayáis leído o no este libro tenéis que venir si os gusta leer (y si podéis venir, claro, aún no se ha inventado el teletransporte).

Espero veros, podéis dejarme un comentario si os interesa, y si no también, que siempre los leo e intento responderlos.

P.D. Si alguno sabéis teletransportaros, por favor, avisad.


<< -Pensaba que la abuela nos diría algo impresionante, como que en el cielo hay mar, ¿sabes?
-Pues claro que lo hay, ni lo dudes, pero es de color lila, con la arena azul y el cielo de un verde alucinante.
Sonríe, se queda un momento pensativa y luego dice:
-Y, cuando estás cansado, trepas a tu flor y te duermes. Durante el día, todo el mundo habla en colores y no mediante sonidos. El silencio es increíble - cierra lo ojos y prosigue, despacio-: Las personas, cuando se enamoran, arden en llamas.     Te daría el mundo, Jandy Nelson. >>

domingo, 10 de mayo de 2015

Capítulo 2 - Como sobrevivir el primer día de clase

Era una sala amplia, con paredes lisas de color verde pistacho, al  fondo se diferenciaba una tarima, sobre la que estaba colocada la mesa del profesor, y dónde se encontraba la pizarra. El profesor se encontraba de espaldas, se podía ver que era bajito, y vestía una camisa blanca de cuadros marrones con unos pantalones de pana de color beige. Para completar su apariencia, llevaba unos mocasines negros antiguos. Estaba colocado de espaldas, explicando un problema de matemáticas en la pizarra. Perfecta manera de comenzar el día. Tenía la sensación de que este iba a ser un día largo...

La otra parte estaba ocupada a cálculo rápido, por unos veinticinco alumnos, sentados en sus respectivas mesas. A primera vista, todos aparentaban tener mi edad, excepto un grupo de cuatro chicos sentados en la esquina del fondo más alejada al profesor que destacaba visualmente, parecían tener uno o dos años más. Sin conocerles, ya sabía que no debía mezclarme con esos tipos, pues no me cabía duda de que serían los típicos macarras de la clase. No suelo juzgar a primera vista, pero su modo de vestir y sus posturas me lo indicaban.

Antes de que pudiese fijarme más detalladamente, una voz interrumpió mis pensamientos:

- Pero bueno ¿se puede saber quién monta tanto escándalo? - Dijo el profesor sin girarse - Siéntense y déjenme continuar con mi clase, por favor.

El chico de pelo negro y ojos esmeralda pasó junto a mi, dirigiéndose al grupo de chicos macarras del fondo, y se sentó junto a ellos.

Yo, indecisa, no sabía donde sentarme, pero localicé un sitio junto a una peculiar chica de pelo liso y dorado con mechas rosas, que debía de llegarle hasta la cintura. Estaba girada al lado contrario, por lo que no pude observar sus rasgos.

Estaba apunto de acercarme, dubitativa, para sentarme en la mesa de al lado suyo, cuando se giró, me vio, y con un gesto me invitó a sentarme a su lado.

En silencio me senté en la mesa de al lado de la chica. De cerca pude apreciar sus rasgos: sus ojos eran de un azul como el hielo, penetrantes, inmutables, firmes. Su mirada me apuntaba, observándome de arriba abajo sin discreción alguna, recorriendo, evaluando. Sus cejas estaban ampliamente arqueadas, mirándome con cierta curiosidad. Su nariz, achatada, estaba arrugada en lo que parecía un acto involuntario. Sus labios eran finos, pero estaban  juntados, formando una media sonrisa, ligeramente encorvada hacia el lado izquierdo. Debía de medir más o menos lo mismo que yo, estaba sentada perezosamente en la silla, con las piernas cruzadas y los codos encima de la mesa, y sus manos sujetando su cabeza, poniendo todo el peso sobre los brazos. Sin duda, me estaba evaluando.

Cuando terminó, retiró los codos de la mesa, se acomodó en la silla, y me dijo:

- Bienvenida, no se ve a gente así todos los días, ¿cómo te llamas?

- Jessica – contesté.

- Bien Jessica, pues yo soy Isabelle, y escúchame bien, porque si quieres sobrevivir un día en el mismísimo infierno, tendrás que hacerme caso.

- ¿Pero qué…? ¿Cómo que sobrevi…? – estaba respondiendo, cuando el profesor me cortó bruscamente.

- Las charlas para el recreo, ahora ¡¡SILENCIO!!, más vale que oiga a las moscas, porque cómo oiga a uno solo de vosotros, os vais a llevar doscientas funciones para hacer mañana. Y quién no las tenga, tendrá un cero en la evaluación.

Isabelle y yo cerramos la boca inmediatamente, yo comencé a tomar apuntes de lo que el profesor estaba escribiendo en la pizarra, e Isabelle comenzó a escribir algo en su cuaderno.

Como las matemáticas me parecían aburridas, aproveché que el profesor estaba de frente, para observarle más atentamente.
Su cabeza tenía forma de balón, totalmente redondita. Podríamos decir que su cabeza era un espejo, pues era completamente calvo, y se reflejaba perfectamente la luz sobre su calva. Sus ojos, de color marrón oscuro, y su nariz pequeña pero gruesa, estaba algo colorada. Su boca era ancha, y su cuerpo regordete y bajito. Se podía ver que en su remangada camisa de cuadros, sus brazos estaban llenos de pelos. ¿Pelos en los brazos pero no en la cabeza? Sinceramente, parecía un mono de feria. Pero aun así, todos le guardaban respeto.

Al cabo de un minuto, Isabelle me pasó discretamente una nota:

‘‘ Déjame explicarte. Estás en el grupo de alumnos normales. Si la cagas, pasas a ser una pringada, y si eres una pringada, te pasarás toda la vida aguantando palizas y bromas pesadas de los matones. Los matones son James, Christian, Jhonn, Fred y Greg, el líder del grupo. ¿No quieres eso verdad? Pues entonces, vente conmigo, yo te explicaré cómo funcionan las cosas aquí… y procura no llamar mucho la atención, ¿ok? Tienes suerte de que estemos con el simio, porque cuándo salga de esta clase, va a ser difícil que alguien controle a los matones.’’

El simio... buen mote, describía perfectamente al profesor.

En silencio le di las gracias, marcando las palabras con los labios, a lo que ella respondió con un gesto de ‘‘no te preocupes’’

Así que el misterioso chico de pelo negro y ojos esmeralda era un matón… lo que faltaba. Solo espero que me deje en paz, no quiero problemas. Aun así, no podía dejar de preguntarme quién sería… ¿Fred? ¿Christian? ¿Jhonn? ¿James? ¿O Greg?
Intenté seguir la clase de matemáticas, pero no pude, era un aburrimiento total.

Pasó un rato, parpadeé un par de veces seguidas. Pasaban los minutos… poco a poco iba cerrando los párpados, iba a dormirme cuando de repente… ¡Un avión de papel aterrizó en mi mesa! Me desperté al instante, y con todos los sentidos completamente despiertos, pero a la vez intrigada por qué podía ser, cogí el avión de papel y vi que estaba escrito por dentro.
Deshice el avión, y dentro había un mensaje:

   ‘‘ Llámame ;)  623... ’’


Ni siquiera acabé de leer el número y me giré hacia la dirección de la que el avión había venido, y me encontré al chico de pelo negro y ojos esmeralda soltando risitas, me miró, me guiñó un ojo, y se volvió a reír fuertemente.

En fin, cogí la nota, y sin el menor interés, la arrugué y espachurré entre mis dedos, y después la troceé y finalmente la tiré al suelo bajo la mirada del chico de pelo negro. Éste, aún incrédulo, se quedó mirando los trocitos de papel que había en el suelo. ¿Se creía que sería la típica chica que se deja llevar por un chico guapo? Que se lo ha creído, ya puede buscarse a otra, porque yo no soy tonta.
Ahora fui yo la que le sonrió y le guiñó un ojo, desafiándole con la mirada, a lo que el chico de ojos hipnotizantes me respondió con mala cara, sin duda esta derrota la recordaría, me dije para mis adentros, y sonreí sinceramente por primera vez en todo el día.

El marcador, estaba fijo y chispeante.

 Jessica 1, el chico de pelo negro 0. 


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Se que algunos esperáis capítulos más largos, pero yo prefiero hacer más capítulos pero que sean cortos.
Espero que os haya gustado, ¡pronto más! :P

Att: Inés

domingo, 3 de mayo de 2015

Alianzas: Cuentos de la luna llena I

Título: Alianzas
Saga: Cuentos de la luna llena (1ª parte, trilogía)
Autoras: Iria Gil Parente y Selene Morales Pascual
Editorial: Everest
Idioma original: Castellano
ISBN: 978-84-441-5065-9
Colección: Narrativa Everest
Edad recomendadada: A partir de 14
Nº páginas: 630
Formato: 13'5 x 21 cm
Contacto: -Twitter: @IriaGParente y @SelenePetalos
                  -Mail: iriayselene@gmail.com
                  -Web: www.cuentosdelalunallena.com
                             ispetalosdepapel.blogspot.com.es
                             creandoentredos.com
Imagen de cubierta: Manuel Barca
Tiempo en la narración: Presente
Tipo de narración: Primera persona, se alterna entre varios narradores.

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Sinopsis oficial:

"Érase una vez una guerra cruel.
Una confrontación entre humanos
y feéricos que parecía que nunca tendría fin.
Éranse una vez una reina malvada, un apuesto
príncipe, dos princesas y un trovador que sabía
contar las historias más maravillosas del mundo.

Y aunque los cuentos nos han enseñado a creer en finales felices,
en un mundo donde su magia es real, las situaciones
son completamente diferentes a como nos las han contado...

Alianzas, traiciones, luchas de poder e intereses
puramente egoístas guiarán esta historia,
hasta que finalmente nada de lo que aparentemente
predefinido llegue a cumplirse.

Ningún futuro, al fin y al cabo es seguro..."

Lo primero que he de decir de esta novela es algo en lo que las autoras estarán de acuerdo, es una novela de personajes. Pese a la gran cantidad de ellos, es muy sencillo seguir el ritmo de la novela, hasta el punto de olvidarte de que son seres imaginarios (hadas, elfos y hechiceros) y pensar en ellos como personas de carne y hueso. A pesar de que no he leído (aún) la anterior historia de estas dos chicas, llamada Pétalos de Papel, soy consciente de que se han superado.

Cada capítulo de la historia está narrado por un personaje diferente: Drake (simbolizado por unas notas musicales), un trovador de Astrea, reino de hechiceros; Eirene (simbolizada por un arco), princesa de Nryan, reino de elfos, aunque la mandaron de pequeña a Veridian; Fay (simbolizada por unas flores), princesa de Veridian; Seaben (representado por un peón), príncipe de Lothaire, reino de las hadas, país en guerra con Anderia, reino de los humanos... Como véis, hay muchos personajes, desde malos malísimos como Mab hasta desventurados como Chryses, cada cual más elaborado y complejo, pero todos igual de geniales (aunque sigo pensando que Seaben sobra, Drake es mejor).

Algo que también me encanta es la repercusión que está teniendo esta historia, sobretodo en las redes, porque al menos en mi caso, he conocido a bastantes personas gracias a Alianzas, cada cual mas simpática, y las discusiones entre el Team Seaben y el Team Drake son geniales.

Encuentros, cubierta
A pesar de que la segunda parte, Encuentros, está aplazada por tiempo indefinido debido a una serie de problemas en la editorial, Iria y Selene nos han dado una buena noticia, y es que cada dos semanas suben un capítulo de Alianzas, pero narrado por otro personaje, lo que nos permite adentrarnos aún más en la historia.

Arthmael de Silfos, prota de Sueños de Piedra
¿Qué me falta? Ah sí, queda poco para la publicación de Sueños de Piedra, una nueva historia que transcurre en el mismo mundo que Cuentos de la luna llena, pero en diferentes reinos, de la  cual sólo conocemos a su protagonista y los agradecimientos.

En definitiva, Alianzas es una historia repleta de emociones, pese a que las autoras sacan su lado malvado de vez en cuando.

                   
                                                     NOTA: 5/5

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